viernes, 1 de octubre de 2010

Desterrar la vulgaridad aunque solo sea un momento.

Lo fatal

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Rubén Darío

El sentido de la existencia. La gran duda de todos los tiempos. La razón ya no da respuestas y los únicos que dicen tenerlas se han aprovechado de la gente durante años. La sociedad de hoy en día no es tan diferente a la de hace cien años, exceptuando los aspectos tecnológicos. El fin de siglo, la era del mercantilismo y todos esos artistas que se oponían a él. Y estalló el arte, como un acto de rebeldía contra lo establecido, buscando la belleza donde otros solo veían utopías, viviendo en su mundo y el de los demás artistas bohemios, donde la libertad, la belleza la verdad y el amor estaban a la orden del día, asentados en una buhardilla en París bebiendo hasta no recordar quienes eran ni por que existían, hasta que podían huir de todo lo de alrededor, de esa realidad burguesa en la que no quedaba sitio para otras opiniones diferentes, en la que no ir vestido o peinado como el resto era motivo de marginación social. Y, realmente, no hemos cambiado tanto, tenemos esta realidad capitalista y estética en la que la marginación está a la orden del día, en el que las personas que quieren un mundo nuevo son tratados como locos, como ilusos. Porque hasta en este siglo, hay gente que quiere evadirse de la realidad, y ya no tenemos la absenta de antes pero quizá las drogas están más al alcance de la mano. ¿Quién no ha querido fugarse al Montmartre de aquella época en algún momento? Cuando sentimos que nos pesa demasiado este mundo, esta sociedad y el peso del dinero en la misma. Sentir que no es tu sitio, ni tu época, que no reconoces a nadie en esos rostros familiares, sentir las sonrisas forzadas y las palabras falsas, el ansia de causar buena impresión. Y entonces escribes, dibujas, tocas, porque no puedes más, porque ya no quieres seguir sintiendo esto, la sensación de ser el único que se da cuenta de cómo es realmente el mundo, de que las personas que tienen el poder están todos corruptos, de que tu vida y tus ideas para mejorar esto no importan nada, porque no les interesa mejorar. Y te pasa el día en tu mundo, soñando despierto y bajando a la realidad, porque no te queda más remedio, porque este es nuestro mundo. Pero no deberíamos darnos por vencidos, tengo el sueño de un mundo mejor y eso no me lo va a quitar nadie. Y si algún día lo veo más negro que hoy, quizá me esté esperando alguna buhardilla en París.


8 comentarios:

  1. Si no te vuelvo a ver no quiero despertar, la realidad no me abandona.
    Busco un mundo mejor y escarbo en un cajón por si aparece entre mis cosas.

    Yo lo tengo claro, me voy a París en cuanto pueda.
    PD: Me encanta, Lusía.

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  2. Las buhardillas no saben esperar y París se hunde día a día, como Venecia.

    Habrá que darse prisa ;)

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  3. ME ENCANTA TIA, y muchooo!!!

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  4. Siempre nos quedará París... y si no, tendremos que inventarlo.
    Gracias por este ratito de Bohemia :)

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  5. yo tambien sigo esperando un amor asi lucy :( mi entrada la saque de un pelicula. Creo que vamos a tener que seguir esperando hasta que aparezca el hombre de nuestros sueños!

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  6. Ya se, quedaremos en París a tomar un café y que les den a los demás...

    Besicos

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  7. Pues nos vemos en París entonces, me marcho este mismo jueves ^ ^.

    Es un texto más que precioso :)

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  8. pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo.!

    Me encanta pero sobre todo esto que dice en esa linea!
    besitos luci!

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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.