martes, 17 de enero de 2012

Madrugadas


Y lo que pasa es que no pasa. Que quiero que pase y que no. Casi nunca es un adiós definitivo, conflicto constante. No me quedo agusto. Comienza mi reclusión aunque no quiero y no puedo dejar de pensar en noches de narcóticos junto a tí. Dos gotas se resbalan por los cristales de mi cárcel, que no tiene rejas, como la tuya. Esta locura cambiante y esquiva, ilógica y contradicha me pasea por las calles de siempre pero de manera distinta. Me confunde. Me confundes. Y las musas están aún más confusas que yo, o eso me quieren hacer creer. Siempre haciendo difícil lo fácil para conseguir esa chispa, que ya no me enciende el mechero. El tiempo pasa lento y me declaro la guerra, casi siempre en nombre de la paz. Me entretengo un rato y lo dejo, como contigo, o con ellos, o con esa movida de enamorarse. El necesitar esa sal en tu vida cuando tienes la playa tan lejos es una putada. No quiero que me pregunten, ni que se interesen, no en esto. Quiero que no les parezca bien, que me lleven la contraria. Quiero tener que ocultar cada vez que cambio mis sábanas y que no sepan el por qué de esa media sonrisa. Quiero una mirada y pensar en ella hasta que se me olvide. Pero lo que pasa es que no pasa, y los demás tampoco pasan. Y no entiendo que está pasando, ni por qué no pasa lo que tiene que pasar, lo que quiero que pase. Y la vida pasa, y acabo pasando yo también.

3 comentarios:

  1. lo que te dije ayer... o lo que dice un amigo mío, muchas veces, en su despedida, cuando me escribe un correo:

    "paciencia y barajar"

    biquiños,

    ResponderEliminar
  2. La vida pasa, pero si te diviertes mientras pasa.. pues mejor !

    ResponderEliminar
  3. La vida siempre pasa, y tu no pasas, si no, no escribirías...

    Besicos, hermosa

    ResponderEliminar

Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.