miércoles, 1 de febrero de 2012

Vaho, que no vapor.


Nunca me ha gustado el café caliente. Así que me pongo un par de hielos aunque ahí fuera haga dos grados y dentro de mí, cinco bajo cero. Me cubre la noche y el insomnio me sacude. Y tomo café, para no dormirme, para dormirte. Me alejo de la cama ahora que es de noche, con la certeza de que cuando amanezca no podré recordar ni quien soy, y ya ni hablemos de tí. Que de eso se trata, de no hablar de tí, de no pensarte, de no saber quién soy a veces. El café no me calienta, no me reconforta, pero me ayuda. No me empalaga, me amarga y casi que es mejor. El insomnio me trae mi momento, que sólo viene cuando no lo busco. Y así el silencio me grita y esta hoja en blanco se deja domesticar. Siempre me han gustado los secretos, en las estrellas hay miles y cuando les invito a un cigarro acaban contándome alguno. Son noches de dibujos invisibles y constelaciones particulares que nadie conoce. Las madrugadas de humo y vaho son mis favoritas. Y no estas, repletas de letras que no forman poesías, que me cuentan cosas que sólo me interesan a veces. Yo sí que estaría 30 años en guerra, pero contigo. O más aún, vivir para siempre entre puntos suspensivos, para los que no hay sitio en esta historia. Que tampoco es que vaya mal. Hay veces que la madrugada me pesa mucho, pero más pesan el día y la gente, el calor y el alboroto de carros de la compra, el café con leche caliente y las medias mixtas. Cuando el sol se está apagando es cuando te echo de menos, y también cuando está oscuro y mi cama está cerca. Y así llevo una semana, viendo amanecer, gastando bolígrafos, invitando a tabaco a las estrellas, expulsando humo y vaho y tomando café con hielo para poder descongelarme yo.

3 comentarios:

  1. Toma el café como quieras, porque el calor está siempre dentro de uno...

    Besicos

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  2. pues mira, ahí como que no coincidimos... me gustan las cosas calientes, el café caliente, la sopa caliente, las lentejas calientes... Congo dice que tengo la lengua de trapo porque él siempre se quema cuando yo digo: uf, que calentita.

    pero mira, también me gustan las cosas frías, muy frías, la cocacola helada, el helado de "casi lo que sea", los espárragos, y la cerveeeeeza... adoro la cerveza, con aceitunas, por favor.

    que estamos hechos de contrastes, vamos, pero eso ya lo sabías.

    pero coincido con belén en lo que dice: el calor se lleva dentro y se transmite desde dentro, da igual lo que bebamos o comamos, o como nos pongamos.

    hay cosas que terminan siempre por sobrepasarnos.

    biquiños,

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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.