La vida tendría más sentido si se pareciese más a un rock and roll.
El éxtasis y el pozo sin fondo son necesarios.
Y los orgasmos y las drogas no son causas sino consecuencias.

La vida tendría más sentido si se pareciese más al jazz.
El sexo y la melancolía son inseparables en una jungla de asfalto y farolas.
¿Qué mejor que volar?

Al fin y al cabo, la vida tendría más sentido si se vistiese de piano y saxofón, o de guitarra y batería.
Pero ni lo hace, ni lo hacemos.
Y nos cortamos las alas para enterrarnos en cemento, para repudiar las drogas, para sentirnos mal por los orgasmos y creernos que las farolas son lo más parecido al sol que vamos a ver en la vida.

Si te subes, te llevo. Aunque nos quememos de camino.