viernes, 15 de febrero de 2013

Una mujer que dice que todo va bien y no puede encenderse un cigarrillo, tiene miedo de algo. No sé de qué, pero tiene miedo.

Escuché cómo decía mi nombre. 
Y luego todo el ruido 
se convirtió en un sólo de guitarra. 

Sin poder abrir los ojos
 busqué a tientas la voz 
que iba desapareciendo. 

Hacía frío, 
hacía calor.
Nada era real. 

Un grito de cuerdas 
desesperadas, 
desatadas, 
rotas. 

Volvió a decir mi nombre, 
desatado, 
desesperado, 
roto. 

Oí un disparo y abrí los ojos. 
La pared lloraba sangre.
Él, en el suelo,
lloraba sueños.

Yo, sin sangre y sin sueños
que llorar,
agarré la guitarra
y volví a apretar el gatillo.





1 comentario:

  1. es buenísimo, de verdd, te felicito.

    impactante porque no se anuncia la tragedia final en tal magnitud.

    biquiños,

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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.