sábado, 19 de octubre de 2013

Vuelvo a enfrentarme a la hoja en blanco,
y al vacío de la vida.

Buscando el flanco perfecto,
sin odas que hacer,
sin espaldas que arañar,
sin nadie a quien dedicarle
mis versos,
si es que así puedo llamarlos.

Te vas y vuelves,
como el viento,
como el sol,
como la lluvia,
como la luna,
como esas telarañas de mi tráquea
que no puedo sacar.

Te paseas por mi mente,
haces tuyas las calles,
la rabia,
los sueños,
los desvelos
cada grito
de revolución,
cada puño en alto.
Y sigo sin saber quién eres.

Te busco en todos las miradas,
en todas las bocas.

Detrás de cada capucha,
de cada pañuelo,
de cada máscara
implantada
con la que hemos aprendido
a ser libres.

Te busco en el pueblo,
en los ojos,
en lo rojo,
en lo negro,
en esa utopía
que me pica
y que no me dejan rascar.

Te busco en las calles,
en el fuego,
en las botellas,
en cada rincón,
en cada calada.

Te veo,
te imagino,
te sueño,
te creo.

Pienso que,
como yo,
no tienes miedo de soñar.

Pienso que,
como yo,
no tienes miedo de vivir.

Pienso que,
como yo,
no tienes miedo.

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