Acércate
y barre mis pies
y bórrame suelo
las veces que quieras,
que no lo necesito.
Ponme escaleras,
andamios,
trampas,
petróleo
y gatos negros
en la puerta de casa
los viernes 13.
Derrama la sal,
los sueños
y lo demás
sobre mi vientre,
Ven conmigo
a una tienda
de espejos
cada siete años,
como una especie
de justicia poética,
a llenarla de ruido
y ver cómo
nos rompemos
en mil pedazos
a cada embestida.
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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.