domingo, 22 de febrero de 2015

Viernes 13
y el huracán en las calles,
la sal pegada a los poros,
taponando la nariz,
impidiendo respirar.
Los tachones y
los fantasmas
grabados en las ojeras,
capitanes
de la noche sin timón.
El humo de los coches,
el humo prohibido
de los bares,
igual de asqueroso,
genuinamente bello,
contorsionando mi mente
mi alma
y mi memoria.
Olor a alcohol y cigarros
a velas consumiéndose
con mechones de pelo
como en un ritual
apuñalando las palabras
con las agujas en los ojos,
como cristales rotos
a la luz del sol.
Ya no hay prisa
porque no hay espera
y las maldiciones
desencadenan
que nos revelemos,
que nos rebelemos.
Aquí está la vida
en mi mano
y me he cansado
de mirarla de lejos
consumirse
consumirme
y convertir
cada respiración
en ceniza.
Esto es una guerra.
La vida es una guerra
diaria
por sobrevivir.
Lo principal es tener claro
cuál es
el enemigo.

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