viernes, 24 de abril de 2015

Me matan
las palabras
que no me dices.
Se me clavan
en el pecho
en los ojos
me atraviesan
la cabeza.
Se esconden
debajo de mis uñas
y excavan
más
y más adentro
cada segundo.
Me trago
las palabras
que no te digo
y se agarran
a mi esófago
con uñas como garfios
y se dejan
caer
por su propio peso
y me lleno de sangre
por dentro
y escupo.
Y el alma
se hace jirones
debajo de mi cama
tiembla y se retuerce
chilla en silencio
sacando los dientes
con sus últimas fuerzas
como un gato
moribundo
que no sabe porqué
pero aún
quiere y cree
que puede vivir.
La sangre me encharca
los pulmones
y toso
esto
que ahora es muerte
coagulada
de tanto invierno,
de tanta verdad callada
como si eso
no fuese mentir.

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