miércoles, 6 de julio de 2011

A las cuatro y veintiseis


Abro un libro, vuelo, por otras vidas, me convierto en otras personas. Pero ¿qué es de mí? De esa persona que soy, de esa persona que no llego a ser. De tantas letras juntas con las que quiero decir tanto, con las que en realidad no digo nada. Esto me daña, me duele y no quiero, no puedo. Y vuelve a doler pero no sangra. Ríos de lágrimas. Mares. Océanos, pero por dentro. Y me hundo. Me inundo. Me ahogo.

7 comentarios:

  1. Al menos puedes sentir a esas horas, otros no lo hacen :)

    Besicos

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  2. Ains lucy ...

    Un besico!

    pd. para no perder costumbres he "copiado" tu comentario en mi blog jajajajajja :3

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  3. Bueno, te respondo exactamente lo mismo que me has puesto tú: no te puedes ni hacer una idea de cómo entiendo esto que dices.
    Un beso y a nadar para salir de agujero, siempre se puede.

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  4. Respira, silba, lee... o sonríe por seguir aquí..

    Besos desahogados

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  5. esas horas no son buenas para pensar, la noche no acompaña en los días malos.

    pero sientes, vives... y tienes a todos los personajes del mundo mundial dispuestos a vivir para ti.

    biquiños,
    Aldabra

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  6. Querer llegar a ser una persona siempre resulta frustrante , en cambio avolucionar pocoa poco sin pararnos a pensar si quiera en el trascurso lo hace todo más facil.
    Besos Luci, preciosa tu entrada :)

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  7. De esas confusiones y dudas existenciales nace la literatura. ¡Larga vida a los lunáticos de madrugada!

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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.