El cielo ni siquiera es gris,
se tinta de un blanco sucio,
desgastado,
como mis sueños,
como mis poemas.
Un blanco sucio,
roto,
que nos ilumina a todos
como fantasmas
de la mañana.
Pero fantasmas,
al fin y al cabo.
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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.