domingo, 11 de enero de 2015

No hemos perdido aún este crepúsculo
ni este ciego
y el ritmo no es constante
pero se avanza.
El paisaje lento
bailando ante los
ojos
y el cuerpo estremecido
que se deja mover
con cada curva.
Siempre hemos huido
de los cables
por considerarlos
demasiado parecidos
a las cuerdas.
Mientras luchamos
por desenredarnos
el mundo sigue girando
bajo los pies
amenazadores
de la muerte.

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