No tengo miedo
pero miles de serpientes
se agitan
hambrientas en mi estómago
como diciendo
Sálvate
y véndenos tu alma.
Y yo sigo sin hipotecarme
quizá,
sin alma que vender,
sólo un lienzo
rojo y negro
acuchillado con saña
y humo,
mucho humo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.