jueves, 4 de junio de 2015

Cómo expulsar la nebulosa
que sea escribiendo
y no vomitando.
Privilegio del poeta
del borracho.
Maldición.
Cómo se escupen
la angustia y el ciego
que no te deja ya
ver ni sentir
más allá de ti mismo.
Y casi que mejor
para lo que te espera fuera.
Mejor dentro,
de las letras
y de una misma.
Desprecio el menú
el café y el postre
y me como los insomnios
y las insatisfacciones
y me lleno,
aunque no lo parezca.
La verdad es que ni se acaba,
ni nos acabamos,
aunque todo a nuestro alrededor
aparente lo contrario.

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