miércoles, 14 de octubre de 2015

Opio o droga caníbal

Decíamos de quitar la tilde y no sé
hasta que punto nos equivocamos.
Amén, yo acato, tú mandas.
Yo me arrodillo, me levanto,
te lloro, te pago, confío en tí
mi muerte
y dejo, solemnemente
que destroces mi vida
si ese es tu plan.
AMEN, en general y mucho
pero no se planteen en realidad
qué es eso,
sólo amen, arrodillense,
ponganse encima del otro,
lloren,
lloren como si el mundo estuviese seco
y hubiese que regarlo
y siéntanse bien sin pensar
que con agua salada nada crece.
Confíen, ábranse en canal
y déjenle a quien elijan
una colección completa
de cuchillos de carnicero
y confíen, que de eso se trata.
No piensen en la muerte
pero si en la vida de los jóvenes
eterna siempre hasta la tragedia
y confíen, sangren,
déjense destrozar la vida,
porque este es el plan
y quizá la única manera.
Y yo me pregunto
la única manera
¿de qué?

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