En noches como esta
escribir es lo más cerca que estoy
del silencio que necesito.
No espero la respuesta del universo,
así que imagina la tuya.
No quiero rimar porque este mar
no necesita más que la luz de la luna
para leer las olas.
A solas por fin.
Un movimiento del cuerpo,
una respiración a tiempo,
una atención consciente.
Casi escribo en un nuevo idioma,
casi me ahogo tratando de surfear las pantallas,
casi me estrello, de nuevo,
contra el muro de la indiferencia afilada
y lo esquivo por los pelos.
Ahora sueño con raparme y sentir el frío en el cerebro,
no conocer a nadie, marcharme lejos.
Pero aquí está todo lo que quiero.
Pero aquí estoy yo
y no hay manera de escapar de eso.
Otro espejo sangriento, otro escrito sincero,
de nuevo mis tripas repartidas por el suelo
en forma de poema, de pena y de duelo,
La sal y el fuego, la herida y el miedo
Si el mundo ya está muerto
¿por qué será que sigo ardiendo?
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