domingo, 23 de enero de 2022

Habitar lo incómodo, como se habita el colchón de la incertidumbre y se rascan las picaduras de sus insectos a la mañana siguiente. Habitar lo incómodo como habita un parásito el cuerpo ajeno hasta hacerlo suyo, sustento y hogar, territorio y conquista. Habitar el frío húmedo calando los huesos por mirar cómo se funden en negro horizonte el mar y el cielo, sentir la sangre latiendo en el cerebro, la presión en el pecho, el latido del oído que ya no recibe señales del planeta que nos acoge. Así vivo ahora, sin adornar las palabras con guirnaldas de mentira, sin obviar la espina ni quedarme en ella, oliendo la gasolina de la verdad hasta colocarme, hasta salir calcinada por su aliento de fuego a pesar de no haber ardido todavía.



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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.