lunes, 25 de abril de 2016

Anoche acampaban en mis pulmones la rabia y la tristeza, más arriba el llanto, en la garganta las ganas y cerrando el nudo la imposibilidad abrazada a la incertidumbre. Un desgarro era sonreír sin que dolieran las mejillas, sin que dolieran los ojos, un desgarro por dentro y una alerta de hundimiento y asfixia. Tras la falta de aire llegó por fin el sueño. Anoche soñé que volaba, sin alas ni artificios, recorría la noche nadando en el aire. Te buscaba sin que tú fueses el sitio al que quería llegar. Volaba sin buscarte y te encontré de todos modos, como cuando la vida se ríe de mi en los semáforos, pero esta vez hasta los fantasmas se pusieron de lado y me acariciaron el pelo mientras yo echaba al fuego todos y cada uno de los cuchillos que alguna vez fueron tuyos.

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Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.