lunes, 25 de abril de 2016

Sé que la vida no se reduce a los dualismos y aún así son dos los ojos que me atraviesan cuando cierro los míos. En algún momento dejamos de ser lago para convertirnos en espejo. Escuchando a la ciudad en cada cigarro, mis pulmones aúllan por la libertad perdida, si es que algún día esto fue algo que perder y no un teatro al que echar el cierre. Un imperio de mentiras se ha derribado en el huracán de un soplo. Esta vez volar y dejarse llevar no se parecen ni de lejos. Ahora es elegir entre las nubes o la lluvia, escoger entre los fríos. ¿Qué es el instinto de supervivencia sino un impulso estúpidamente masoquista? ¿Qué es sino la poesía? Demasiadas preguntas para tan poca tinta, para tan poca sangre.

Yo miro al abismo a los ojos y me muerdo los labios como si fuera el beso más dulce que voy a recibir en la vida. Quizá lo sea. Quizá no necesite más.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.